Playas solitarias junto al Atlántico; acantilados; un interior verde y frondoso; parques naturales; fiesta y tradiciones; Bilbao, una metrópoli artística con el famosísimo Museo Guggenheim... Hay muchas y buenas razones para viajar al País Vasco. Esta región del norte es una gran opción para aquellos que busquen zonas sin adulterar. Un lugar para disfrutar de la gastronomía, hacer surf o senderismo, explorar lejos del turismo masivo. Ya sea en los pueblos de montaña o en los de pescadores, en el casco antiguo de Vitoria o en las bahías y paseos de San Sebastián, la diversidad del País Vasco sorprenderá incluso a los más viajados. El País Vasco demuestra ser una de las comunidades autónomas más variadas, verdes y sorprendentes de España. Una región que escapa a cualquier clasificación unitaria. Entre las montañas y el mar, son los bosques y las praderas las que determinan el paisaje, profundos valles, grandes granjas, pueblos llenos de casas de piedra. La costa vasca proporciona multitud de contrastes, con pueblos de pescadores, desembocaduras de ríos, puertos e islas. En el País Vasco, el ser humano está presente desde tiempo inmemorial, como demuestran las pinturas rupestres y los numerosos dólmenes. Los vascos de pura cepa afirman orgullosos que esos restos son debidos a sus antecesores directos. Y, así, se ven como el pueblo más antiguo de Europa. Lo cierto es que los vascos han sido tradicionalmente un pueblo muy singular que siempre ha sabido tratar con las influencias externas a su manera y que ha conservado sus peculiaridades regionales de forma especialmente destacada. En ningún otro lugar de España hay tal cantidad de curiosas costumbres y tradiciones. El cuidado de la tradición es muy importante incluso para los jóvenes.
