El oeste de EE UU siempre ha sido una tierra prometida. Antaño se perseguían el oro, el petróleo y la tierra para los colonos. Hoy a menudo se busca disfrutar de la libertad y de la aventura. El oeste de EE UU no ha perdido ni un ápice de su capacidad de fascinación y empieza en las grandes praderas más allá del Misisipí. Así lo vieron los pioneros que hace unos 150 años se dirigieron hacia el oeste por el legendario Oregon Trail. Y así lo quiere también la geografía. Pero el Oeste es mucho más, sigue simbolizando el futuro del país; es un sueño, un mito y una forma de entender la vida en EE UU. Quien reside en esta zona suele sentirse más libre y lleva un estilo de vida más activo. Se dice que en el oeste de EE UU la gente es más entusiasta y abierta a lo nuevo. Y sigue produciendo la materia prima que marca la economía de EE UU. De las llanuras proceden el maíz, el trigo y la soja; de Wyoming, el ganado vacuno; de Texas, el petróleo, y de Oregón, la madera para las casas. Y con joyas paisajísticas como las montañas Rocosas (Rocky mountains), Sierra Nevada en California y las Cascade Mountains en Oregón y Washington, el desierto de Sonora y la meseta del Colorado, que se extiende por Utah, Arizona y Nuevo México. Un aspecto completamente distinto es el que ofrecen las grandes metrópolis, ciudades como Los Ángeles, San Francisco, Phoenix, Dallas, Seattle o Denver. Ellas son las que completan la experiencia al viajar por el oeste de EE UU. Sin embargo, la sensación de libertad y de amplitud está esperando fuera, en las carreteras y los espectaculares parques naturales. En ellos pronto se sentirá el mismo cosquilleo en busca de aventura que debieron sentir los pioneros que siguieron la ruta de Oregón.
