En el extraño fin del siglo XVIII que vivió William Law frente a Hume , Swedenborg frente a Kant, Saint-Germain, Mesmer y Cagliostro frente a Rousseau, Diderot y Voltaire , mientras en toda Europa se extendía una infinidad de sectas y ritos, y tanto las ideas más vanas como las más sublimes levantaban su tribuna en las logias masónicas, apareció en Francia un hombre cuya silenciosa labor supuso un curioso contraste respecto a las turbulentas propagandas de la mayoría de los reformadores de su tiempo: Martinès de Pasqually . Este hombre, cuyo desinterés y sinceridad estaban por encima de toda sospecha, se esforzó por devolver a los principios esenciales de la francmasonería ciertas logias que a la sazón se habían desviado casi por completo a consecuencia de una serie de sucesos. El - Tratado de la reintegración de los seres- es uno de sus más interesantes y notables trabajos pues, contiene la sustancia de la doctrina tradicional, sin ningún añadido ni sustracción, de Martinès de Pasqually.
