Desde que era niño, Mandela impresionó a todos. El niño que pastoreó ganado y amaba las luchas con palos creció para dirigir a su nación hacia la libertad. En su país, la gente estaba dividida en función del color de la piel. A lo largo de su juventud como activista político y durante sus 27 años como prisionero, Mandela siempre tuvo una meta: la igualdad para todos.