El formidable progreso de las ciencias de la vida (desde la teorÃa de la evolución y la biologÃa molecular a la ecologÃa, la ingenierÃa genética y la sociobiologÃa) no debe llevarnos a rechazar las ideas de vida, existencia, individuo y sujeto, sino a comprenderlas más profundamente. La vida, que emerge por entero del universo fÃsico, es al mismo tiempo algo enteramente original en ese universo. Comparar la vida con la no-vida no serÃa suficiente; hay que captar también la vida de la vida. La frontera que nos separa de los otros vivientes es una frontera cultural, que no anula a la vida, sino que la abre al desarrollo del espÃritu. Toda ciencia del hombre que reduzca la vida a lo privado es una ciencia privada de vida. Pensar la vida ha llegado a ser algo vital para nosotros, y la biologÃa ha resultado ser la ciencia en cuestión. ¿Podemos consentir que la intervención genética y cerebral transformen nuestras vidas, nuestros espÃritus, antes de que sepamos verdaderamente lo que son la vida, el cerebro, el espÃritu, antes de que seamos capaces de controlarnos a nosotros mismos y de controlar a nuestros controladores?Edgar Morin ha dedicado su investigación a la búsqueda de un método apto que ponga de manifiesto el desafÃo de la complejidad que se impone tanto al conocimiento cientÃfico como al estudio de los problemas humanos, sociales y polÃticos. Preocupado por mostrar un conocimiento sin divisiones ni compartimentos, respeta lo individual y lo singular considerando su interrelación con el contexto y el todo. Su concepción de la complejidad ántropo-social incluye las dimensiones de lo biológico y lo imaginario.Ediciones Cátedra viene publicando desde 1981 los distintos volúmenes que bajo el tÃtulo de El Método constituyen una reflexión sobre sus propios métodos y sobre las sociedades humanas en general.
