La vida de Teresa de Calcuta ha impresionado, y continúa impresionando, a niños y a mayores. Una pequeña religiosa, vivaracha y de ojos brillantes, que primero se hizo misionera en la India y luego cambió el convento por los barrios más pobres de Calcuta, para atender a las personas más necesitadas, ha sido capaz de mover los corazones de millones de personas desde entonces, hasta el punto de recibir el Nobel de la Paz o de ser proclamada beata muy pocos años después de su muerte.