Los cuplés sicalípticos que arrasaron entre nuestros abuelos en las locas primeras décadas del siglo XX fueron la continuidad de las canciones picarescas que pueblan la lírica popular española. Los inventos tecnológicos de aquellos tiempos, las grabaciones discográficas, la radiofonía y las películas sonoras, contribuyeron a otorgarles una gran popularidad y dieron un gran éxito a las cupletistas que los cantaron. Siempre desde la perspectiva de la picardía sexual, del doble sentido, del decir sin nombrar, aquellos cuplés fueron una forma de incitación erótica, pero también un retrato completo de la condición femenina en su época. De la rígida moral sexual del momento, de las mujeres y su relación con los hombres, de los trabajos femeninos o de la propia vida de las cupletistas. Las picardías de nuestros abuelos también pretende ser una historia de historias. La del propio género del cuplé, contextualizado en la Historia general del país, la de las cantantes que los interpretaron, los autores que los escribieron y la de los propios cuplés y sus cambios de entonces acá.