La complicidad que se llega a establecer entre un perro y su dueño es algo mágico. Cuando se quiere verdaderamente a un yorkshire, se desea conocer todolo referente a él, para saber cómo ofrecerle lo mejor. Hacerlo feliz, jugar con él, asearlo, cuidadrlo, educarlo, alimentarlo... En una palabra: comprenderlo.