No puedo silenciar el afecto y el respeto intelectual que me inspiran la persona y la obra de Rodolfo Vázquez. Desde hace más de diez años [...] soy testigo de su dedicación al estudio de temas de filosofía del derecho, ética y política. De ello dan cuenta sus libros y ensayos. Pero no sólo eso: Vázquez ha invertido buena parte de sus esfuerzos en difundir en México y en América Latina lo mejor del pensamiento contemporáneo sobre esta problemática, con una vocación pedagógica ejemplar, intentando promover la racionalidad en el tratamiento de las cuestiones éticas y jurídicas que plantea cotidianamente la precaria situación política, social, económica y cultural en un continente signado por lo que, sin exageración, puede ser llamado injusticia institucionalizada. Largo es el trecho que todavía hay que recorrer para que nuestros pueblos puedan caminar erguidos y gozar de la igualdad y libertad que exige la dignidad de toda persona. Rodolfo Vázquez contribuye a facilitar esta marcha de la mejor forma que puede hacerlo un estudioso: analizando sobriamente los problemas y dando a conocer sus propuestas de solución. El presente libro es buena prueba de ello. (Ernesto Garzón Valdés)