En el movimiento antroposófico de las Escuelas Waldorf nos encontramos ante latarea de una fundación espiritual nueva, tanto por parte del maestro como individuo,como de las comunidades escolares. En otros tiempos, cuando la vida esotérica delmaestro aún se llevaba en secreto, se daba por supuesto que solo era admitida enuna escuela Waldorf, aquella persona para la cual la Antroposofía hubiera llegado aser una decisión de vida. Esto hoy es diferente. La autocomprensión de la pedagogíaantroposófica tiene que ser reconquistada nuevamente. A ello pertenece en primerlugar todo aquello que sirve a la preparación interior del maestro y que está reunidoen este escrito. No se trata por lo tanto de una acumulación de sabiduría sino de algoque solo será fructífero si se convierte, para el educador, en una práctica de vida.