Madrid es territorio de poetas. De los que aquí nacen y de los que por aquí pasan... Porque en Madrid, esta tierra sin brisa, con demasiado calor o demasiado frío, sin estrellas en sus noches, este imperio de asfalto y de semáforos, en Madrid, a pesar de todo, habita la poesía. Y los poetas últimos, los que aquí están creciendo, son el mejor termómetro para esta fiebre. Su palabra es el testimonio vivo de lo que ocurre. Porque, lector, esto no es una antología. Los escritos que aquí anudan palabras y silencios no son una generación. No son un grupo poético. Las lecturas de la Casa del Libro han unido a algunos poetas que ya eran buenos amigos, que en noches memorables habían compartido versos y pasiones. Pero otros tan sólo recordaban haber coincidido en algún recital anterior, quizá se habían leído fugazmente, tal vez ni eso. La pretensión de este libro no ha sido otra que la que empuja los recitales, tejer una red sabiendo que en ella son tan importantes los nudos como los hilos que los conectan.