¿Cómo influye el poder sobre nuestra vida íntima? ¿Han destruido, con su influencia, la vida privada? La vida se ha banalizado tanto que todos formamos parte el espectáculo cotidiano, queriendo o no actuar. Los poderes públicos y privados han entrado en nuestra vida íntima haciendo de ella una prolongación de sus valores y esquemas. El egoísmo y el narcisismo forman parte esencial de la cadena de valores contemporáneos, muchos de ellos impuestos por las grandes marcas y los fabricantes de tendencias. En medio de esta destrucción de la intimidad, ¿dónde queda el individuo? ¿Es nuestra subjetividad, esa cualidad tan valorada, una manifestación privada o forma parte del mismo discurso dominante?