Se agrupa en este volumen un considerable conjunto de poemas que se hallaban dispersos en revistas, álbumes, almanaques... y prensa, además de los poemarios publicados en libro. Resulta de ello una muestra muy amplia de la lírica de una poeta que ha ido evolucionando desde el neorromanticismo de sus años de juventud hasta el realismo y naturalismo de su madurez, aunque sean a menudo los matices de la indagación metafísica los que doten a su voz de intensa personalidad. Rara vez, como en sus escritos de prosa, se muestra autora de superficie, convergen en ella clasicismo y modernidad, meditación e ímpetu, razón y utopía. El apartado de Varia, un polifacético registro de textos en prosa, da cuenta de la vida intensa y rica de Rosario de Acuña: cartas y documentos pintorescos o emotivos, trascendentes o anecdóticos, que rebelan una mirada nunca ensimismada; entre ellos, destaca sin duda, emocionante, su testamento ológrafo. En él revisa lúcida su nada convencional pasado vital y plasma la expresión de su amor a un futuro sin ella, escrito en un puñado de deseos dejados al cumplimiento de sus herederos afectivos y universales. Sus palabras no parecen gastadas por el tiempo o las derrotas y levantan, una vez más, el afecto de la mujer generosa y el de la escritora que no pierde la esperanza.