Este libro puede califi carse de contraguía; pues ante todos aquellos que veían en España una tierra auténtica, profunda y pintoresca, todas las ideas convencionales son demolidas aquí con un deseo profanador. Aparece aquí una imagen extremadamente moderna y crítica de España, observada con ojos desencantados y, quizás, un poco crueles. Una nueva construcción si no directamente antirromántica, al menos bizarra, donde prima lo humorístico, lo excesivo, lo suburbano, lo turístico sin desmontar los componentes sagrados sino más bien jugando a desvelarlos. Más que nunca se desmitifi ca, y si se quiere se «desacraliza», «lo español», pero en ese particular y contradictorio juego profanador al que se somete a lo español, y especialmente a sus referencias literarias, no puede evitarse el fl irteo con sus profundidades, la instrumentalización de lo literario para combatir el demoledor déjà lu sobre lo español, que tanto pesa en este libro.