Antonio Martínez Ballesteros tiene tras de sí una dilatada y valiosa trayectoria. Su labor dramatúrgica le ubica al lado de los incuestionables “clásicos vivos”. Más de cien piezas, entre extensas y breves, lo avalan. Las siete flaquezas de un varón ibérico consisten en la consumación –en un registro humorístico– de todos y cada uno de los pecados capitales considerados por la Iglesia. Esta actualización de avaricia, lujuria, pereza, gula, soberbia, envidia e ira la protagoniza un “varón ibérico”, esto es, un hombre integrado en nuestra sociedad… De suerte que esta sociedad es incapaz de generar una propuesta coherente y sensata, asumible y compartida por la mayoría de sus miembros… Un incidente sin importancia comporta, con otras obras de su autor, su aspecto temático esencial: la sustitución de la verdad (ética, social, sentimental) por un mundo de apariencias… El mantenimiento de esta situación falsa, artificial, de este status de privilegio creado debe imponerse a cualquier precio… Así los personajes no viven sino hacia el exterior… Un drama políticamente incorrecto sobre todo para quienes detectan o defienden ciertas ideologías…
