Compuesta entre 1616 y 1619, en una época en la que el código estético privilegia el artificio para ganar en novedad y provocar no sólo el asombro sino el deleite, esta obra maestra del teatro español ha merecido una discusión inmensa y casi inabarcable. Sobre todo, la atención se ha centrado en la figura de don Juan, el gran transgresor que, por otra parte, descubre pasiones humanas verdaderas; de ahí, en parte, su conversión en arquetipo; de ahí, también, las incontables interpretaciones de corte antropológico, filosófico o psicoanalítico, algunas de las cuales, incluso, lo ven de manera comprensiva. Queda, pues, en manos del lector este texto magnífico de la dramaturgia áurea, que edita con criterios modernos y para un público amplio, pero con estricto apego a la princeps, Lillian von der Walde Moheno.