La obra de Juan Carlos del Valle se constituye como un fenómeno singular y extraordinario, no sólo dentro del escenario actual del arte mexicano, sino también en relación con las corrientes preponderantes de la pintura en el mundo. Este pintor ha logrado consolidar una forma de expresión en la que se combinan una técnica depurada, una visión personal tanto de la realidad como del género pictórico y un vínculo estrecho con las centenarias del oficio, vínculo que no se interpreta como una mera reverencia, sino como la manera individualmente creativa de desarrollar aspectos de una tradición que otros pintores consideraban agotados. Tanto los aficionados como los profesionales que se han acercado a los dibujos y a pinturas de Juan Carlos del Valle han quedado impresionados por los resultados de un trabajo que, tras años de someterse a una estricta disciplina, ha prosperado principalmente en solitario; trabajo que se respalda en una férrea convicción por parte del autor tanto en sus medios como en sus fines. Uno de los aspectos más sobresalientes de su obra es esa particular mezcla de rigor técnico y libertad, reflexionada composición y fantasía. Los años que le ha dedicado Juan Carlos del Valle al ejercicio controlado de su trazo, le han permitido el dominio emancipado de los valores plásticos. Por otro lado, práctica cotidiana de su oficio establece diálogos con sus inquietudes intelectuales; este pintor no es solamente un dedicado estudioso de las artes visuales, sino también un espíritu intelectualmente inquieto e interesado por todos los aspectos de la cultura universal, sobre todo por la obra de los grandes escr