Sin pretender ahondar en el pensamiento filosófico que durante siglos se ha ocupado de estética, este libro desarrolla la tesis, propuesta inicialmente por Gregory Bateson , que la ciencia actual extrema la tesis antiestética, atribuida a Bacón , Locke y Newton , por la cual todos los fenómenos pueden y deben estudiarse y valorarse sólo en términos cuantitativos. Al contrario, se quiere aquí destacar hasta qué punto la función de las formas, los colores, los sabores, los sonidos, los olores -y la belleza-, ha sido fundamental en la evolución biológica, para tener una percepción científica de la complejidad, en un momento en que la naturaleza está amenazada por las aproximaciones lineales y mecani-cistas de una ciencia supeditada a la visión economicista de un pensamiento que conoce el precio de todo y el valor de nada. Sin referirnos a nuestro común origen biológico ( Jean-Paul Sartre ) y sin volver a encontrar nuestro cordón umbilical con la naturaleza, corremos el riesgo de acabar con los ciclos vitales de este planeta (el único que tenemos); y para lograrlo el conocimiento científico no puede fundarse sólo en el uso de la razón, sino que debe resultar del uso combinado de razón y pasión, de intuición y emoción, de lógica y sentimiento global.
