El debate sobre el papel de las ONG en las sociedades del mercado global está sobre la mesa. Y nuestras organizaciones no pueden mirar para otro lado. El sentimiento solidario de los miembros de las ONG y la eficacia de sus profesionales y voluntarios no han garantizado una cooperación al desarrollo que pueda calificarse de deseable. Ni siquiera han asegurado la posible y viable en cada coyuntura histórica.