Suele decirse que las personas, como el buen vino, mejoran con el tiempo. Lo cual parece llevar implícito que solamente tiene acceso a la oportunidad de mejorar el vino que realmente es bueno. El desarrollo de las personas se fomenta en las organizaciones para que de ese modo mejoren su desempeño, y no porque algo valioso en sí mismo se pervierta con una finalidad extraña, sino porque en la mejora del rendimiento se armonizan intereses individuales y colectivos. A través de esta metáfora del vino podemos apreciar los factores que influyen en el proceso de mejora: el clima, el suelo, el tipo de vid, los cuidados; y hablando de personas: la organización, su cultura, el clima de cada equipo, los cuidados. En ambos casos, en la mejora del vino y en el desarrollo de las personas, los procesos tienen algo de arte y de ciencia, quienes a su vez toman como punto de partida unos elementos naturales que les vienen dados. Así, los buenos vinos, como las personas, sólo mejoran si realmente alguien lo quiere.
