Los tres cuentos que resultaron ganadores en 2003 tienen un punto en común verdaderamente significativo: los tres asuntos tratados se enfrentan decididamente a problemas que la vida nos trae a diario y lo hacen con la idea de que o uno planta cara a esos asuntos o la vida te obligará a plantarla. Las salidas a tales situaciones se reparten equitativamente: un enfrentamiento, un reconocimiento y una escapada. A lo que parece, estos jóvenes escritores están dispuestos a enfrentar literariamente el reto de contar y, lo que es verdaderamente importante, a buscar los mecanismos narrativos que den cima a su intento. José María Guelbenzu Para Ricardo Piglia, la intensidad de un cuento depende de relatar al menos dos historias: la trama evidente que fluye en la superficie y un relato de fondo, casi siempre fragmentario, apenas insinuado, que le otorga especial sentido. En otras palabras: lo que se narra y lo que se dice a través de lo narrado. Los cuentos premiados en el concurso de Casa de América [2002] asumen estos desafíos y revelan que el género tiene un futuro promisorio en América Latina. Herederos de los arriesgados maestros de la tradición, estos nuevos cuentistas estrenan una voz propia.