La tecnología había vencido ?¿definitivamente?? el hábito lector de mi hijo adolescente, sin que las variadas estrategias motivadoras a las que había recurrido, surtieran loos efectos apetecidos. Me sentía desanimado, sin ideas, dispuesto a renunciar en mi empeño, cuando la voz de Cervantes me susurró al oido: ¿Díselo con un libro! ¡Un libro! ¡Pues claro que sí!. ¡Gracias, cervantes, gracias! Se trata de una lectura. Te lo digo con un libro: Lee, hijo. Planta cara a la pereza, y recupera tu hábito lector. Aferrado al lomo de un libro, superarás las barreras del espacio y del tiempo, y, de ese viaje, regresarás renovado por dentro y por fuera. Leer es un placer soberano que te permitirá vivir más en el mismo tiempo. Lee y lo verás. Lee, hijo. ÍNDICE: Prólogo. Introducción. Los nervios del Rey Mago. El pueblo lector rechaza al dictador. Lectores amorosos. Una habitación vestida de tiros largos. Un libro para todos, todos los libros para uno. Los libros saben mucho. Sin cuento, no hay sueño. Papá tiene mucho cuento. La sonrisa del escuchador de cuentos. Un futuro de plenilunio. Unas mentiras que revelan muchas verdades. Domingos literarios en el Polideportivo. Justicia antes de soñar con los angelitos. El aburrimiento excepcional del lector habitual. La literatura sabe perdonar. Ideas grandiosas con palabras sencillas. Rombos en la pequeña pantalla. Las profecías agoreras de los iletrados profetas. Un padre lector... y sobornador. Un cementerio de muertos vivientes. La risa compartida. Preguntas de ultratumba, respuestas vivas. El cine se queda sin palabras. Guerra literaria a la guerra. La literatura sabe amar. El camino de la felicidad. Corazón para una descorazonadora pregunta. Si yo fuera profesor de literatura de tu instituto. Punto final. Bibliografía.
