Hija del emperador austrÃaco Francisco I y de MarÃa Teresa, vivió una infancia rodeada de ternura y atenciones. No se interesó por los estudios, dirigiendo su atención a los juegos. Apendas aprendió a mal hablar francés y a tocar mediocremente el clavecÃn. Con doce años fue elegida para matrimoniar con el duque de Berrey delfÃn de Luis XVI y su madre se empeño en hacer de ella una perfecta cortesana, asignando a la joven un preceptor eclesiástico y un peluquero. A los catorce años contrajo matrimonio y se convirtió en una de las damas más bellas de Europa. Fue presentada por la prensa clandestina como una mujer vendida a los intereses austrÃacos, poniendo el acento en su capacidad para derrochar y su facilidad para la burla. Tras el estallido de la Revolución, será guillotinada y su cabeza exhibida ante el pueblo de ParÃs como un triunfo de la Revolución.