Esta gran novela negra, retrato extraordinario de un Nueva York enloquecido, abre el ciclo del comisario Isaac Sidel, que recorre las calles cubierto de harapos. Su hijo espiritural, Manfred Coen, un polícica judío de ojos azules que juega al pimpón con distintivo y pistola, ha sido contratado para encontrar a una niña, Caroline Vander.