El triángulo es la figura dominante en este libro, en su significación más obvia y plástica -el vello del pubis- y en la más simbólica de, en palabras de Juan Eduardo Cirlot, impulso ascendente hacia la unidad superior. La infancia, el amor, el sexo y la muerte, temas centrales del autor, reaparecen en estos relatos presididos por un humor provocativo, cuya vocación desacralizadora puede llevar a la exaltación del placer erótico, a la pornografía o a la inmolación. Ningún lector podrá permanecer indiferente.