Cuando el profesor Alain Sidney plantea la estrambótica teoría de la inexistencia de Napoleón Bonaparte, la comunidad académica no sabe si tomárselo a chanza o preparar la expulsión de su autor. Pero a quién de veras afecta esta propuesta es a Ariadna, la joven griega que trata de mantener una relación sentimental con el profesor francés, y al protagonista, un profesor español. El que es, además, narrador de esta novela decide escribir una suerte de diario, de aparente destino para Ariadna, compañera de conversaciones y habitáculo en el campus universitario, y que convierten al profesor español en testigo, ni objetivo ni distante, de sus vivencias y dudas sobre su relación con Sidney. Por ello, decide contrarrestar la lógica razonada de Sidney con una aproximación a la Historia desde una perspectiva mucho más intuitiva, y, por qué no, mágica. Así se desglosa la historia de la isla de Gorgona (la de los jacintos cortados). Es el escenario donde se articulará la invención de Napoleón. Aunque, para llegar a ese momento esencial, sea necesario comprender y saber de una revolución anacrónica, un general con nombre pero sin presencia, un ministro que desea ser comodoro, tres viejas brujas que velan por la moral...
