No necesitamos una mitología prefabricada sobre la Resistencia francesa para enfrentar los poderes ologárquicos del momento: aquello que urge hoy es una racionalidad que nos permita analizar y comprender cómo se ha pasado en occidente de los discursos humanitarios de la posguerra a la realidad brutal de los mercados financieros, a la impunidad del genocidio perpetrado en nombre de idearios progesistas, al escándalo permanente del Tercer Mundo, a las agresiones imperialistas por el dominio de las reservas del petróleo y a los delirantes designios expansionistas bíblicos del Estado de Israel.