Obligado a dejar la escuela a los 14 años y a trabajar de temporero en Francia, nada hacía presagiar que Antonio Romero terminaría convirtiéndose en una figura política imprescindible para quien desee acercarse a la resistencia antifranquista en el ámbito campesino, a la consolidación del sindicato CCOO, a la lucha por el Estatuto de Autonomía de Andalucía, a los escándalos de corrupción y terrorismo de Estado que determinaron el final del Gobierno socialista de Felipe González. Senador y diputado en las Cortes Generales, su biografía incluye hitos como su participación en la comisión de investigación parlamentaria del caso Roldán, en la que sus contactos en los Servicios Secretos le otorgaron un papel relevante, llegando a provocar la dimisión del ministro del Interior al desvelar la fuga del ex director general de la Guardia Civil. Su ingenio, su lucha por los derechos de los más débiles y su fidelidad a los valores del comunismo le han consagrado como uno de los políticos más excepcionales y queridos de la etapa democrática.