La economía es hoy una disciplina académica sin las pretensiones filosóficas que tuvo en tiempos de Adam Smith y William Stanley Jevons. A pesar de su rigor matemático y elaboración conceptual, a veces de apariencia tan distante del mundo, los economistas siguen todavía discutiendo cómo analizar nuestras decisiones y qué ocurre cuando éstas se suman. Y este análisis puede, a veces, tener consecuencias filosóficas insospechadas.