Teníamos el primer espectáculo escrito pero no sabíamos qué título ponerte, y se nos iban ocurriendo un montón de atractivas opciones: “A Horse, a Spoon and A Basin”, que me encantaba: “Bunn Wackett Buzzard Stubble and Boot”; “Owl Stretching Time”; “The Toad Elevating Moment”… Lo cierto era que la BBC había empezado a llamarlo “The Flying Circus”. Así lo habían plasmado en sus listas de programación, ¡con tinta!, de modo que nos dijeron: “Oye, ¿por qué no lo llamáis ‘The Flying Circus’? Es que si no, tendremos que volver a hacer las listas de programación”. Tardamos en ponernos de acuerdo en quién debía ser el dueño del circo. Al principio se nos ocurrió “Gwen Dibley´s Flying Circus”, que era el nombre de una mujer que Michael había sacado del periódico, pero por lo que fuera no acababa de gustarnos lo de Gwen Dibley. Entonces, a alguien se le ocurrió Monty Python y nos encantó, no sabría decir por qué. El caso es que esa noche nos pareció divertido y así quedó..”