En una época en la que un alto porcentaje de familias difiere del modelo tradicional conformado por dos padres heterosexuales, este libro aborda los distintos tipos de estructura familiar que coexisten en la actualidad y su influencia en el desarrollo psicológico de los niños desmitificando, con datos científicos, la idea de que toda estructura diferente a la normal será perjudicial para niños y niñas. El libro responde una pregunta fundamental: ¿Qué aspectos de la vida familiar afectan realmente a un desarrollo psicológico saludable? En la primera parte, la autora se pregunta por la necesidad de tener dos padres, si es necesaria la presencia del padre, que los padres sean los padres biológicos de su hijo o que sean heterosexuales. En la segunda parte, explora los procesos psicológicos que subyacen al desarrollo óptimo de los niños, en particular la calidad de la relación del niño con los padres, con otros miembros de la familia y con el mundo social más amplio. Contrariamente a lo que se suele suponer, concluye que la estructura familiar es menos decisiva para el desarrollo psicológico de los niños que las experiencias del día a día de la vida familiar.