Muchísimos textos cristianos se mueven alrededor de una palabra que se considera inspirada por Dios, antes bien, por él mismo pronunciada y encarnada con el pasar del tiempo a innumerables escrituras, nacidas de la pasión y de la atención filológica por el texto sagrado: una berdadera colección de libros de Dios (biblioteca divina), importantes para la fe cristiana pero también para la transformación de las culturas, no sólo en Occidente.