El objetivo es desarrollar una cultura de la no violencia que ayude a las personas a desvelar criticamente la realidad, a situarse ante ella, a resolver los conflictos de forma no violenta, y que, en definitiva, favorezca su desarrollo personal y el de los demás en una dirección positiva (Mosquera, Lera y Sánchez, 2000, p.9) Esto es así porque en los distintos ámbitos (con la familia, los amigos, en la escuela, en el deporte, etc) de la vida diaria se producen conductas contrarias a una Educación para la no violencia.