Al Çndalus se ha convertido en un termino que responde a un pensamiento correcto y satisfecho: fetiche para intelectuales antiimperialistas, tópico literario, atracción para amantes del exotismo cercano, recurso para políticos faltos de imaginación, edulcorado modelo del diálogo de civilizaciones. Con la mitificación de Al Çndalus, unos desean hacerse perdonar, otros revivir un pasado glorioso, algunos recuperar el dominio a traves de la violencia. Pero ¿existió realmente esa convivencia idílica entre cristianos, judíos y musulmanes?, ¿le debe Occidente exclusivamente a los árabes la conservación de la ciencia y de la filosofía griegas?, ¿podemos maniqueamente seguir oponiendo una epoca medieval islámica culta, científica y refinada, a la ignorancia oscurantista cristiana?, ¿es pertinente seguir borrando de los libros de texto el termino Reconquista, transformado en el comienzo imperialista y culpable del colonialismo europeo?, ¿no estaremos justificando, bajo el pretexto multicultural, una relación vergonzante con nuestra propia historia? Sólo conociendo las dificultades que la convivencia preterita tuvo podremos gestionar un futuro en armonía. Y ello hoy, con la mayor presencia de comunidades musulmanas en Europa, exige no proyectar un mitificado nuevo Al Çndalus, sino refl
