Primero, está el cadáver de una prostituta repescada en el canal de LOurcq, con un tatuaje en su seno en forma de herradura. Luego, está la foto de esa ex-novia, encontrada por casualidad en un sex-shop. En su pecho, el mismo estigma. Y al Pulpo no le gusta en absoluto que en este jodido país tomen a las putas por jamelgos.