La política social desempeña un papel fundamental en los países, no sólo para mejorar las condiciones de vida de la población, sino también para contribuir a asegurar el crecimiento económico futuro, a través de la formación de capital humano. Además es clave para lograr el mantenimiento de ciertos niveles de cohesión social, que resultan primordiales para que las sociedades puedan funcionar. Según este trabajo, el vector central que debe orientar la gestión social es el impacto que los programas y proyectos producen en la población a la que están dirigidos.