Dice Cervantes que escribió El Quijote para “poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías”. Sin embargo, Cervantes consigue dar la vuelta al falso concepto de un mundo de apariencias y lo convierte en un mundo humanizado, donde cada uno es lo que es, solo fruto de sus obras y donde nadie es ajeno a nadie.