Taneda Santóka (1882-1940), el monje que exhibe su desnudez en sus haikus -desnudez fÃsica, desnudez de alma, alcoholimo, pobreza-, representa la prueba viva de que el ser humano puede transmutar su fracaso en excelencia. Santóka es el último monje itinerante de la historia de Japón. En uno de sus diarios postreros escribe: No soy otra cosa que un monje errante. No hay nada que se pueda decir de mà excepto que soy un peregrino loco que ha gastado toda su vida de aquà para allá, como las plantas que flotan en el agua que va discurriendo de una orilla a otra. Parece patético pero he encontrado la felicidad en esta vida miserable y tranquila. El agua fluye, las nubes pasan, sin nunca pararse ni establecerse. Cuando sopla el viento, caen las hojas. Como nadan los peces o vuelan los pájaros, yo ando y ando,y sigo adelante.... Con esta nueva edición de haikus de Santóka, realizada por Vicente Haya, Chantal Maillard, Akiko Yamada y José M. MartÃn Portales, que viene a sumarse a otra anterior (Saborear el agua, 2004), el lector hispanoparlante cuenta con un número suficiente de haikus de este poeta -unos 230- como para valorar si su genialidad literaria se halla a la altura del reconocimiento que actualmente goza en Japón.
