Los emigrados es una meditación sobre la memoria y la pérdida: un relato melancólico, nada épico, sobre el desarraigo, la desesperación y la muerte. Sebald recrea las vidas de cuatro exiliados -o cinco, si se incluye su propio autorretrato indirecto- a través de lo que narran ellos mismos, de recuerdos ajenos, fotografÃas y objetos encontrados. Al intentar reconstruir el pasado de su antiguo casero, Henry Selwyn, de un antiguo maestro de la escuela primaria, Paul Bereyter, de su tÃo abuelo Ambros Adelwarth y de Max Aurach, un pintor que fuera amigo suyo, Sebald también se describe a sà mismo, narra su propio sufrimiento ante el destino de estos hombres, su duelo por el pasado alemán, creando una prosa poética inigualable, que se entreteje misteriosamente y que a pesar de todas las relaciones y las estrategias de confusión es opresivamente clara. Sin embargo, este libro no es un conjunto de biografÃas de gente corriente, y lo que al principio aparece como un relato sencillo de la vida de cuatro judÃos emigrados a Norfolk, Austria, Estados Unidos y Manchester, es un ejercicio de recuperación de la memoria colectiva, una evocación de la experiencia del exilio y la pérdida de la patria, la trascripción poética de una historia oral que se revela contra quienes pretenden olvidar. En esta obra maestra, Sebald describe con gran sensibilidad la vida y las miserias de cuatro judÃos expulsados de su patria europea, que sucumben desconsolados en la vejez, y los coloca ante nuestros ojos tan sólo para hacerlos desaparecer
