Martín Romaña , protagonista de este relato, asegura que Octavia de Cádiz lo adoró, y que la mejor prueba de ello fue el lamentable estado en que lo dejó ya de por vida al casarse por primera vez y queriéndose tanto. Martín sólo pensaba en una muerte como las de los viejos tiempos, cuando los héroes de las novelas o se casaban o se morían de amor.