La autora centra su atención en los niños, en los jóvenes y en la familia, lugar privilegiado y condicionante de todo desarrollo educativo. Se detiene en el análisis de los cambios que han tenido lugar durante las últimas décadas en la propia educación y pone de relieve los problemas y las posibles soluciones de futuro. Finalmente, anima a afrontar los cambios de forma positiva y a seguir con esperanza en la tarea de educar para ser personas y construir un mundo mejor para todos.