Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos son una prueba rotunda de hasta qué punto la hipocresía y el doble rasero campan a sus anchas en la política internacional. En efecto, durante más de cuarenta años EEUU, la superpotencia más poderosa del planeta, ha estado sometiendo a un pequeño país, una isla caribeña, a una guerra económica sin cuartel, además de apoyar directa o indirectamente a los autores de centenares de actos terroristas, dándoles cobijo tanto a ellos como a sus inspiradores, cuantiosas subvenciones.