Cuando una obra de arte -sea esta clásica, pre-moderna, moderna o contemporánea- no te deja impasible ante su presencia, logra su objetivo. Saca del espectador las dudas, sensaciones, sentimientos, recuerdos o ideas que alrededor de la experiencia de su apreciación, su presencia evoca. Marina Vargas, es una artista nacida en Granada, España, en el año 1980, que logra definitivamente esta experiencia, ante cualquier obra de su amplia producción; una producción que abarca desde el dibujo, la pintura, la pintura-escultórica, la escultura, la fotografía, el videoarte y la instalación más pictórica-dibujística, no puedes quedarte impasible. Ella te obliga a posicionarte frente a su obra como quien esta siendo testigo de cualquier enunciado sentimental, escudriñando en las entrañas de nuestros miedos y nuestros deseos, e incluso a veces, mediante un acto escatológico que pudiera provocarnos repulsión. Con estos condicionantes, dados por la visceralidad de la que hace gala, la divergencia estética de su barroquismo o su despliegue simbólico, la artista te atrapa en una relación de AMOR/ODIO, atracción/rechazo, empatía/apatía... ante lo que nuestros ojos se manifiesta como su arte. Una situación que ocurre por una operación muy elemental de dicotomía estructural de las herramientas visuales con las que la artista trabaja habitualmente, ella saca ante nuestra mirada sus visualizaciones de la vida y la muerte, la fe y el agnosticismo, el orden y el caos de nuestro tiempo y nuestro pasado.Incluye textos de Omar-Pascual Castillo, Óscar Alonso Molina, Fernando Castro Flórez y Fer Francés.