Isabel González —conocida en su época por el seudónimo de Azucena Roja — es uno de esos personajes históricos que, por una serie de circunstancias, no han tenido la suerte de ocupar un lugar destacado en la memoria histórica de nuestras Islas, pese a que en su momento tuvo una significación excepcional. Son contados los trabajos históricos en los que se hace referencia a su destacado papel en los años veinte y treinta en Tenerife, y en ellos, a nuestro entender, no se alcanza a valorar correctamente su figura.