Cuando el joven filósofo Georg Lukács afirmaba que Dostoyevski no había escrito novelas, no sólo resultaba notablemente paradójico: la reacción de la cultura europea a principios del siglo XX frente a la obra del escritor ruso podía cifrarse también en ese diagnóstico. La tremenda ordalía de los personajes que poblaban Los demonios o Los hermanos Karamásovi habría proporcionado esencialmente a sus lectores occidentales un expediente de salvación antes que un estímulo para la imaginación. Sin embargo, como publicista y como novelista, el propio Dostoyevski había vaticinado ya la decadencia de Occidente, o la insoportable ausencia de fe en un mundo secularizado. En consecuencia, este ensayo ofrece un doble recorrido: por un lado, el del examen de la naturaleza humana a la que se atenía el novelista ruso y, por otro, el de las interpretaciones más representativas, desde Nietzsche hasta Freud, a las que habría de verse sometido. Si la libertad de la ficción no es moralmente incondicional, la tergiversación de Dostoyevski a la que responde la cita de Lukács podría indicar el riesgo de buscar en la literatura la fuente de una revelación. Javier Alcoriza Vento (Valencia, 1969) es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Valencia, doctor en Filosofía por la Universidad de Murcia y profesor de Literatura en ...
