En una época como la Baja Edad Media, caracterizada por el establecimiento y desarrollo de nuevos y diversos tipos de fiscalidad (real, municipal, de Estado¿), ni siquiera los eclesiásticos ¿grupo privilegiado por excelencia¿ quedaron al margen del aumento de la presión impositiva. En relación con este aspecto, el presente libro aborda, desde diferentes puntos de vista, el tema de las exigencias fiscales a que debieron hacer frente tanto la Iglesia, en tanto que institución, como los clérigos en su especial faceta de contribuyentes