Un diálogo a dos voces entre el poeta portugués Carlos Frias de Carvalho y el fotógrafo Manuel Vilariño. Las elegías del poeta encuentran en Lejano interior y las restantes fotografías un ajustado acompañamiento visual. Como dice Manuel Rivas en su presentación de las fotografías: Las fotografías de Manuel Vilariño son psicogeografías, sí. Lugares donde levita el aura del tiempo, atmósferas untadas por el remordimiento de la primera luz. Lindes del más allá, odiseicos, nunca vistos (así). Por eso su sorpresa geológica, la conmoción púdica y a la vez insurgente. En la historia, la cámara, la ambición del panóptico, anticipó la violencia catastral. ¿Qué hace aquí? Trae emoción y recuerdo. Trae un espacio, no se lo lleva. No le pone nombre. No lo registra. Es un vagabundo que no deja huellas. No viene a dominar. La cámara es un refugio. La cabaña estenopeica. Tiene la memoria de la génesis, y allí se producen las condensaciones sincrónica y diacrónica de las energías y formas germinales. Ahí la naturaleza toma consciencia de sí misma. Se posa para sosegar metamorfosis en la cámara-cabaña de Manuel. aún no es ni mayo no te apresures las rosas se estremecen aún están cerradas
