Para Calabrò la poesía atraviesa la vida, de la que lleva los signos y las cicatrices, pero tiende a ir más allá, como en la evocación de presencias inasibles y que sin embargo nos hablan: Innegablemente mi poesía habla de mi vida, pero lo dice de una manera como ninguna autobiografía sería capaz de decirlo. Lo dice, fundiendo mi experiencia de vida con la naturaleza, hundiéndola en el mar, confiándola al viento y... al amor. Al amor perseguido y no alcanzado, al amor no buscado y encontrado por serendipity. He aquí los principales elementos inspiradores de su poesía: el mar, el viento y el amor.