A los dieciséis años, Ron Kauk, pasó el verano escalando en la Sierra y descubrió el milagro de la vida. La naturaleza se convirtió en su maestra, y él se inscribió en la escuela de las paredes de granito, los ríos, los robles y el misterio del cambio de los días y las estaciones. Durante años, vivió en el Campo 4 con un grupo de escaladores inconformistas, llevando una existencia sencilla, estimulando sus sentidos y aprendiendo cómo vivir en armonía con el mundo vertical. Allí, en Yosemite encontró también a sus amigos los halcones, los osos, los ciervos, la roca, y descubrió que el sentimiento de la amistad se extiende a todo.