Al lector acostumbrado al formato de línea clara de los álbumes de 48 páginas llenos de viñetas insípidas, viñetas de relleno y diálogo anodino, al principio le puede sorprender la rapidez con la que se leen las 60 páginas de De Vuelta a Casa ; no hay tiempos muertos, no hay explicaciones superflueas, no hay fantasías corto maltesianas a la orilla del mar: sólo acción derramada con pura tinta china. Pero para quienes saben ver, para quienes no sólo buscan en la lectura de comics un contínuo revival de una infancia colmada de Tintín y Mortimer, este álbum contiene una profusión de sensaciones gráficas fuertes. Y hay muchas lecciones que aprender de Bernet y Abulí: lecciones de encueadre (espontaneidad, no-nonsense, eficacia), lecciones de caracterización (no hay buenos sentimientos: las motivaciones egoístas son mucho más retorcidas), lecciones de dibujo (como con Caniff, Giraud, y todos los grandes realistas, es en la firmeza donde se nota), lecciones de guión (tiene que haber acción, tiene que sorprender, tiene que sacudir)... Thierry Smolderen